Amanecer defensor: Renegados 40 – Defensores 47

Dicen que no son favoritos,
madre, no favoritos.
Pero llegan y ganan
y les importa tres pitos,
madre, tres pitos.
(Coplilla popular del Arrabal)
Magistral el partido que se pudo ver el domingo por la mañana y que nos enfrentó a los muchachos de Renegados, un equipo bastante bueno que en mi opinión debería estar más arriba en la clasificación. Llegamos al pabellón del Arrabal como tantas veces sin el apoyo de las casas de apuestas que nos daban como perdedores, en efecto no éramos favoritos como tampoco lo eran Agustina de Aragón, el Tío Jorge, Palafox, o el Equipo A, pero como ellos nos llevamos puesta la victoria con una combinación de planes B, fuerza, locura y atractivo físico.
El partido no comenzó bien para nosotros, Renegados era un equipo alto y fuerte y con un buen director de juego, para colmo también corrían y hacían transiciones rápidas que tras alguna pérdida de balón o rebote se transformaron en canastas fáciles. Su juego parecía claro desde el principio, meter balones a sus hombres de zona para conseguir canastas fáciles y aprovechar nuestros fallos para correr contraataques. Mientras tanto los gloriosos Defensores esperaban agazapados su momento conteniendo la embestida rival con lo que mejor sabían hacer: defender. Tal vez su insistencia en colocar balones demasiado expeditos para sus pivots les privó de hacerse con una renta mayor ya que nuestra férrea defensa cortó una y otra vez ese suministro anotador. Al final del primer cuarto un 7 a 4 ondeaba en las almenas renegadas y sólo un triple y un tiro libre en nuestro haber. El segundo cuarto fue otra historia, tras reagrupar nuestros efectivos y analizar el desarrollo del combate propusimos nuestra estrategia: puesto que los Renegados nos superaban en la pintura debíamos usar el tiro exterior para abrir la lata, además y puesto que el rebote era mayoritariamente suyo este ejercicio de artillería debía producirse sin fallo ninguno. Con una estrategia clara y definida, encomendados a San Homicius, los Defensores se lanzaron contra los Renegados a bayoneta calada. Dicho y hecho, en un tiqui-taca infernal uno tras otro los obuses de Catapultae Dux y del Honorable Pakhicius cosieron a punto de cruz la canasta rival tiñendo sus redes con los colores grisigualdas. De las seis canastas anotadas en ese cuarto tres fueron triples consiguiendo un 14 a 19 final que traspasaba la iniciativa al bando Defensor, una iniciativa que ya nunca abandonaríamos. A la vuelta de las hostilidades la cosa empezó como acabó, con un nuevo triple de Catapultae que dejaba el aro rival definitivamente mirando a Pamplona. Nuestros rivales conscientes de que el partido se les podía escapar si no inventaban algo nuevo comenzaron una defensa al hombre, nunca mejor dicho, que amenazaba con asfixiar a nuestra artillería. Fue entonces, cuando más lo necesitaba el equipo que surgió como un Hércules anotador el gran Miguel Angel, echándose el peso del ataque a sus espaldas y dando un descanso a las enrojecidas muñecas de nuestros triplistas, monopolizó la anotación Defensora durante los siguientes seis minutos consiguiendo cuatro canastas seguidas. Mientras tanto, como durante todo el partido, nuestros hombres altos se empleaban en una lucha menos vistosa y de desgaste dentro de la pintura que debe destacarse. Los Defensores se adaptaban al medio y lograban en este tercer cuarto una diferencia significativa de 23 a 34. En la reanudación del cuarto definitivo la defensa de los Renegados se hizo más intensa si cabe que con un par de tiros libres anotados se acercaron a nueve puntos y consiguiendo dos minutos sin anotación defensora. Pero aún quedaba mecha en las baterías defensoras, un lejano triple de Pakhicius aplicaba el mejor desatascador posible poniendo de nuevo doce puntos de distancia con sus perseguidores. A partir de ahí y a pesar de que todo parecía inclinado de nuestro lado si conseguíamos dormir el partido las cosas se pusieron por el contrario más difíciles, su jugador más destacado en mi opinión, su base, consiguió anotar un triple que unido a una canasta reducía las diferencias a ocho puntos a seis minutos del final. En los siguientes tres minutos y producto de una defensa individual leonina por parte de los Renegados sólo hubo anotación desde la línea de tiros libres que mantenía la renta defensora en seis puntos a algo más de dos minutos del final. Un nuevo triple de su activo base tras una canasta nuestra recortaba a cinco esa diferencia, y el posterior intercambio de tiros libres nos dejaba con unos exiguos cuatro puntos de margen 38 a 42 que se mantenían entrado ya el minuto diez. En ese momento la tendencia positiva de los Renegados se cortó al fallar una canasta e hizo que cundiera el desánimo entre sus filas. Una nueva canasta y un tiro libre de Miguel Angel dejaba el electrónico en un definitivo 40 a 47 a favor de los insignes Defensores.
Hay que felicitar a Renegados por su partido que en ningún momento dieron por perdido luchando con coraje hasta el final y dando lustre con ello a nuestra victoria. Es sin duda un equipo muy bueno, de hecho mejor que alguno que nos ha ganado esta temporada, que debe figurar con letras de oro en nuestro archifamoso Muro del Honor. Una anécdota para investigar: de los dos partidos jugados lejos de Santa Ana dos victorias, frente a una victoria y tres derrotas de los jugados allí. Media de puntos en Santa Ana 33, media de puntos fuera de Santa Ana 51.
Por último, no quiero dejar de mencionar al ilustre progenitor de nuestro camarada Camilo que últimamente nos sigue como afición a todos los encuentros proporcionándonos un plus de aliento que debemos agradecer. Y a nosotros, Defensores, sólo cabe felicitarnos y refocilarnos en la victoria a la espera de una nueva jornada que será ya el día 13 de diciembre pues este fin de semana disfrutaremos del preceptivo descanso. Tocará entonces enfrentarnos a los viejos conocidos de la Triple X. Pero eso amigos será otra historia.
¡Ravus et Flava, Defensores!