martes, 1 de marzo de 2011

Los últimos de Tenerías: Defensores 51 - Villarroya 47

Unos pocos hombres son suficientes para escribir las grandes gestas. Porque los momentos más épicos de la historia no requieren de masas numerosas sino de unos pocos personajes elegidos selectamente por la historia con grandes ideas por las que luchar. No estoy hablando de Gadafi, sino de los Gloriosos Defensores que el domingo ofrecieron un concentrado de humanidad al enfrentarse a un enemigo muy superior en número al que sin embargo derrotaron. ¿Cómo pudo suceder ésto?, puede preguntarse alguien que no conozca el indómito carácter de estos hombres, y la respuesta es muy simple: creyeron que lo conseguirían.
Los prolegómenos eran realmente desesperanzadores. Al rayar el alba recibí una llamada de mi hermano por nuestra línea interna preguntándome de cuántos hombres disponíamos para la Defensa. Un recuento fácil incluso para nosotros nos llevó a la conclusión de que no seríamos más de cinco los afortunados escogidos. Lo que para otros pudiera ser una tediosa obligación para nosotros, Defensores, suponía una inestimable oportunidad de entregarnos por aquello en lo que creemos.
Recibimos a nuestros rivales en nuestra Villagrisygualda natal. Ocupamos posiciones y vimos el pabellón convertido en una olla a presión tomada por los fanáticos tifosis villarroyenses que jaleaban todas sus acciones y silbaban nuestras fantasiosas evoluciones. El primer cuarto fue muy cómodo para nosotros. Un planteamiento clásico del encuentro por parte de nuestros rivales nos permitió jugar a nuestro ritmo, lo cual unido a un alto porcentaje de triples finiquitaba un primer cuarto tranquilo. Dieciséis a uno era el marcador en el minuto nueve que era rápidamente maquillado con dos triples para dejarlo en 16 a 7 cuando finalizaba un minuto después. La vuelta trajo el despertar de los villaroyanos. La lógica de saberse con más efectivos les hizo plantear el partido en otros términos. Los Defensores fueron castigados con una presión a todo el campo con el único objetivo de aniquilar física y mentalmente a los caballeros Defensores y que no cesaría hasta el final del partido. Los primeros cinco minutos del segundo cuarto siguieron bajo control Defensor vientidós a nueve, pero el cansancio empezaba a hacer mella en nuestros héroes. Una serie de pases perdidos y contraataques precipitados nos llevaba a encajar un parcial de once cero, nuestros adversarios se lanzaban a por nosotros a bayoneta calada intentando con sus dentelladas derribar al dinosaurio Defensor. Pero la bestia no había dicho su última palabra, gracias al aclamado y por qué no decirlo, atractivo José Ignacio, que lideró la reacción Defensora con tres canastas que nos permitían llegar vivos al descanso 28 a 22. En el tercer cuarto los Defensores, acostumbrados a la guerra de guerrillas, permanecían en sus puestos a pesar del terrible acoso al que eran sometidos. Dos jugadas de dos más uno del ínclito José Ignacio y un triple del Dux quemaban nuestras naves, si los Defensores caían se llevarían a muchos por delante, si alguien conseguía sacarles de sus parapetos sería en una caja de pino. Pero llegó el último cuarto, el acto definitivo donde se iba a resolver para bien o para mal la epopeya de nuestros protagonistas, el acto final de la obra Defensora en la que interpretar siquiera un papel secundario es motivo de orgullo para cualquiera. El primero en abandonar la escena fue Furillo, con uno de sus tradicionales pases de pecho que acabó en falta. Su quinta personal cuando el primer minuto del cuarto daba sus últimos coletazos. Todo parecía perdido para nuestros adalides que se enfrentaban a nueve minutos de agonía contra un enemigo dos veces y media superior en número, cuatro contra nueve. Pero en ese parón en el que reagrupamos nuestras menguadas fuerzas recuerdo como si fuera ayer mismo las palabras de nuestro querido Oskarevic: "Defensores- dijo cerrando los puños y mirándonos a todos- este partido no lo vamos a perder" nadie daba crédito a las palabras de nuestro compañero al que creímos bajo los efectos de las píldoras alucinógneas en el Nescafé. Éramos cuatro, más viejos y cansados que nuestros rivales a los que sólo aventajábamos en alopecia, pero las palabras de Oskarevic inflamaron nuestros ánimos y con el apoyo de Furillo desde la bancada los Defensores supervivientes nos decidimos a plantar cara aún a riesgo de que nos la rompieran. Oskarevic golpeó primero con una canasta y dos tiros libres para irnos a nueve puntos en el minuto siete. Las cosas parecían irnos bien pero una reacción villarroyana apretaba el marcador cuarenta y dos a cuarenta a falta de dos minutos. Dos tiros libres anotados por "Iceman" al que no le tembló el pulso a pesar de los ensordecedores abucheos del público, nos alejaban hasta los cuarenta y cuatro a cuarenta. Entrábamos en el último minuto con tres puntos de ventaja pero con un rival que no daba su brazo a torcer y al que hay que dar la enhorabuena por su constante entrega. Oskarevic lo metía todo desde los tiros libres y eso nos permitía seguir anotando pero a falta de medio minuto con tan sólo dos puntos de renta ocurrió lo que todos interpretaron como el principio del fin. Nuestro admirado José Ignacio cometía su quinta falta. Ver caer uno tras otro a los que han sido tus compañeros en los momentos difíciles hace dudar a cualquier hombre. Los duros entre los duros lloran la pérdida de sus camaradas y aún el más valiente se arredra ante la perspectiva de un futuro tan oscuro. Los Defensores no. No habían perdido a dos, ¡todavía eran tres!. Villaroya anota su tiro libre. Cuarenta y ocho a cuarenta y siete. Oskarevic "Iceman" se hace con el balón y recibe falta, a estas alturas jugar con él a los tiros libres es una ruleta rusa para nuestros rivales (ocho de ocho serían sus números). Anota los dos, cincuenta a cuarenta y siete. En su último contraataque la reacción Defensora en la defensa de su zona es numantina, tres hombres se multiplican para impedir el acceso a su canasta y lo consiguen, los lanzamientos no desarbolan el pendón Defensor y el último rebote es para Pakhicius quien recibiendo una falta con el tiempo cumplido anota el punto que dejaba el marcador final en el consabido 51 a 47. Si alguien pensaba que lo había visto todo en el mundo del baloncesto no había tenido en cuenta a los Defensores.
Camaradas, recuperando el viejo espíritu de las condecoraciones que nos acompaña desde nuestros inicios puesto que la ocasión lo merece, es para mí un honor otorgar los siguientes títulos nobiliarios a "Los Cinco de Tenerías" y a sus consortes, que ostentarán a partir de hoy en cuantos actos oficiales se celebren:
Al Camarada Defensor Oskarevic se le impone la Baronía de Castrum Bermellorum y se le permite cubrir su noble testa con peluca empolvada cuando así lo disponga su libre albedrío.
Al Camarada Defensor Jorge se le nombra Duque de Aldearroja, título que ostentará tras el propio de Catapultae Dux, cediéndole el uso de cuantos balnearios fuese capaz de utilizar para su merecido descanso.
Al Camarada Defensor Furillo se le hace entrega del Arciprestazgo de Rojiciudad con derecho a diezmo de lo allí recolectado y se le exonera de cuantas culpas tuviere en la comisión, voluntaria o no, de sus quintas faltas de aquí al final de sus días.
Al Camarada Defensor José Ignacio, cuyo atractivo es ya de por sí un premio, se le concede el Marquesado de Villacarmín, debiéndose exhibirse en sus calles un retrato del antedicho a poder ser de cuerpo entero.
Y finalmente, al Camarada Defensor Capitán Pakhicius se le entrega la Capitanía General de las Villas Rojas con mando en plaza, dos riñones nuevos, un dedo de madera y el DVD "Nureyev, hoy y siempre".
Compañeros, doy gracias por haber tenido la fortuna de vivir esta ocasión junto a vosotros, lo que hicísteis el domingo no es posible plasmarlo acertadamente con palabras, los adjetivos se quedarían cortos, las verbos parecerían vacíos al compararlos con lo que allí vivimos, por eso dejaré escrita la única explicación para lo que fuisteis capaces de hacer: Os limitasteis a ser Defensores.

¡DEFENSORES!

2 comentarios:

Perseguidor dijo...

Un gran día para los defensores, el heroismo que habéis demostrado al luchar nos sirve de estímulo en cada momento de nuestras vidas. Hubiera querido estar allí... y ahora, tras la crónica, siento como si hubiera estado. ¡El próximo día los defensores ausentes os harán el pasillo de honor a los héroes de Tenerías!

defensor13 dijo...

¡Menudo partido, coleguis!
la verdad es que aguantamos como jabatos, sin duda creo que el partido más emocionante de todas las campañas defensoras. Todos dimos hasta la última gota del sudor de nuestras pelotas, yo la jodí como siempre con la quinta puta falta... pero mis compadres jugaron casi mejor sin mí!
todos fueron los mejores, pero subrayaría la increíble actuación de Oscarevic "Iceman", el francotirador del tiro libre, el escopetero de la Villa y Corte, el Tío Oscar, que con su puntería y sus nervios de acero templado creo que firmó su mejor actuación defensora.
RAVVS ET FLAVA